Técnicamente hablando, una luxación es una separación de dos huesos en el lugar donde se encuentran, es decir, una separación en una articulación. Por tanto, una luxación se produce cuando un hueso se desencaja de la articulación y no vuelve de forma natural a su posición inicial.
La luxación es una de las lesiones más comunes, por lo que es vital conocer la forma de actuar para poder aliviar el dolor que provoca. No obstante, cabe destacar que por norma general, las luxaciones no suponen un riesgo vital inminente, pero los expertos recomiendan tratarlas con celeridad para evitar que vasos sanguíneos, nervios o músculos se vean afectados por este tipo de lesión.
Qué hacer cuando se cree tener una luxación
La frecuencia de este tipo de lesiones hace que se pueda confundir con fracturas, por ello es muy importante seguir los siguientes pasos para evitar riesgos innecesarios.
En primer lugar hay que localizar la articulación afectada e inmovilizarla en la posición en la que está con un cabestrillo o férula improvisada sin ejercer demasiada presión.
De igual modo, es muy importante que el paciente no repita la acción o movimiento que causó la luxación, ya que al repetirlo el dolor aumentaría y podría causar una dolencia más grave.
Otra recomendación es aplicar frío local para reducir la inflamación y el dolor al mismo tiempo que se recomienda dejar la articulación en reposo absoluto hasta ir a un especialista.
Asimismo, hay que saber que el tratamiento a seguir varía en función de la complejidad de la propia luxación, por lo que lo recomendable es acudir a un centro de salud donde profesionales puedan analizar tu lesión en profundidad.
Aunque el tratamiento inicial de una luxación se basa en reposo, hielo, compresión y elevación, es cierto que las luxaciones pueden reducirse de manera espontánea, lo que significa que si la lesión es leve los huesos podrían reubicarse por sí solos. Una vez el especialista diagnostique el tipo de luxación el tratamiento puede variar entre ejercicios, masajes, medicamentos y hasta tracción de la articulación dañada para estirar ciertas partes del cuerpo hacia una dirección determinada.
Sin lugar a dudas, la recomendación obligatoria para el correcto tratamiento de una luxación consiste en la limitación de movilidad de la zona afectada durante el tiempo que la articulación necesite para consolidar la lesión.
Qué no se debe hacer ante una luxación
Los especialistas prohíben aplicar pomadas o medicamentos vía oral en la zona lesionada si no ha sido prescrito por un médico. Asimismo, no recomiendan intentar recolocar la articulación ni manipular el miembro, ya que esta acción podría ser contraproducente y crear un problema mayor.
Por último, también merece especial atención el hecho de que los profesionales evitan bajo todo tipo de concepto masajear la zona con la intención de aliviar el malestar.
En las luxaciones como en el resto de lesiones, los expertos enfatizan la importancia de cumplir con las recomendaciones dadas por los sanitarios, ya que es la única forma segura de curar la dolencia y prevenir futuras luxaciones.