En el día a día nuestro cuerpo está expuesto a diversos factores que pueden resultar perjudiciales para nuestra piel, siendo el propio sol que nos aporta vitamina D uno de ellos. Por tanto, al igual que cuidamos los dolores musculares necesitamos mimar nuestra propia piel.
Los tratamientos estéticos corporales ayudan a reducir el estrés y a generar autoconfianza en uno mismo, pero el principal objetivo no es un cambio físico sino un cambio interno y emocional que nos ayude a vernos mejor al mismo tiempo que nuestro cuerpo también se sienta más sano.
La piel se expone diariamente a factores ambientales que pueden maltratar la piel y acelerar el envejecimiento. Por ello, recomendamos nutrir y renovarla mediante la microdermoabrasión, una exfoliación natural.
¿Qué es la microdermoabrasión?
La microdermoabrasión es un tipo de tratamiento estético cuyo objetivo es contribuir en el proceso de mejorar el aspecto de la piel. Con esta técnica ayudamos a rejuvenecer de forma natural tu piel mediante la exfoliación llevada a cabo por microcristales de óxido de aluminio o zinc, los cuales eliminan las células muertas y las impurezas más profundas de la piel.
Este procedimiento estético se adapta a cualquier tipo de dermis, por lo que también puede utilizarse en las pieles más sensibles y delicadas. Asimismo, es un tratamiento indoloro que requiere más de una sesión para poder conseguir efectos reales.
Esta técnica es muy recomendada para corregir posibles marcas del acné, mejorar el envejecimiento cutáneo, la hiperpigmentación facial, eliminar arrugas superficiales, aparición de puntos negros, ayuda a reducir el tamaño de los poros de la piel y también es una de las mejores opciones para acabar con cicatrices menores y estrías.
La principal diferencia entre la microdermoabrasión y cualquier exfoliación es que en este tratamiento se desarrolla una exfoliación en profundidad que va más allá de la epidermis y se centra en la propia dermis para garantizar resultados eficaces y al detalle.
Beneficios de la microdermoabrasión
La principal ventaja de este tratamiento estético es la multitud de problemas que puede corregir al mismo tiempo, ya que además de cambios físicos notables permite a la piel aumentar la circulación de los capilares sanguíneos para conseguir una piel más nutrida y oxigenada.
Adicionalmente, como esta técnica mejora el flujo sanguíneo del área que se está tratando también activa el propio drenaje linfático. De este modo, se estimula la producción natural de colágeno y elastina para lucir una piel más firme y joven.
El hecho de tratar la propia dermis hace que el resultado visible tras dos o tres sesiones sea una piel más brillante, luminosa y suave.
De igual modo, los expertos recomiendan realizar una prueba antes de empezar la primera sesión para poder identificar a priori que la piel del paciente no es alérgica a los cristales.
Nuestra prioridad es la salud y el bienestar de las personas que confían en nosotros y por ello recomendamos este tratamiento ya que es un proceso natural que no incorpora medicamentos ni productos químicos a la piel.